Su obispo dispuso que le acompañase en un viaje a Roa, y allí los polacos quedaron atónitos al oír predicar santo Domingo: nunca habían oído palabras de fuego como aquellas. Quizá presenciaron también sus milagros, eI hecho es que el joven se hizo fraile predicador (quizás en el año 1217), y unos meses después se dirigía al norte para fundar nuevos conventos dominicos.
En Polonia el primero Jacinto lo funda en Cracovia, pero no le bastaban los límites de su patria y no tarda en lanzarse a la gran aventura de evangelizar las tierras de idólatras semibárbaros que hay al este. En estos viajes se mezclan elementos legendarios, pero parece seguro que recorrió Prusia, llegó al Báltico, donde una de sus fundaciones fue origen de la ciudad de Danzig, y luego predicó por Suecia y Noruega.
Más lejos aún: Rusia, Moscú y Kiev, quizás el mar Negro parte de Grecia, posteriormente, Danubio arriba, Bulgaria y Hungría. El avance avasallador de los tártaros, que arrasan Kiev, le obliga a replegarse, muchos de sus esfuerzos no pudieron fructificar después de aquella sangrienta oleada, y el santo, tras cuarenta años de viajes apostólicos, murió en su convento de Cracovia.
Desde la Polonia fronteriza con la barbarie, Jacinto hizo irradiar el Evangelio hasta los últimos confines de Europa, no siempre con logros duraderos, pero su espíritu de conquista para la fe consolidó el cristianismo en su patria y proyectarlo hacia el mundo exterior.
Texto de: La Parroquia "Sagrada Familia" ( Diócesis Tui - Vigo - España )
(fuente: www.magnificat.ca)
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