Paula Nació el 11 de octubre de 1799 en un pequeño
pueblo de
pescadores y constructores de barcos de la provincia de Cataluña,
Arenys de Mar. Paula miraba al mar y soñaba. Soñaba
con los ojos
abiertos cosas que según algunos, eran imposibles...
Sus padres se llamaban Ramón Montal y Vicenta Fornés; su padre éra
cordelero y su madre hacía bordados y encajes de bolillos. Paula era la
mayor de sus hermanos de padre y madre, la seguían
Benito, María y Joaquín; Salvador
el más pequeño, falleció antes de cumplir un año.
El hogar de Paula era sencillo y cristiano, de trabajo y alegría.
Mientras la pequeña Paula iba creciendo, trabajaba
en casa para ayudar a su madre
económicamente, y cuidando de sus hermanos, ya que
a los 10 años se quedó sin padre.
¡Paula llego a ser una estupenda puntaire...!
Pero los sueños de Paula seguían, dos amores se iban destacando: los niños y la Virgen.
Ella era la mejor catequista que tenía el Párroco de Arenys. Los niños de la catequesis la
adoraban: jugaba con ellos, les enseñaba a rezar...
El sueño de Paula se iba perfilando... con sus ojos soñadores descubría en los niños
grandes posibilidades, grandes capacidades que solo
necesitaban de alguien que los
acompañase, les ayudase a que descubrieran sus propios sueños.
Paula en su edad joven tenia gran devoción a María
y así se lo enseñaba y trasmitía a los
niños: “María os ayudara a descubrir el sueño de Dios sobre
vosotros”.
Cuando Paula tenía 23 años sintió que Dios le pedía
algo y no sabía todavía bien qué era.
Lo que sí sabía era que se sentía feliz en medio de los niños.
Paula seguía dedicando parte de su tiempo a los niños, colaborando en el apostolado
parroquial, ayudando en casa... y así con el paso del
tiempo, y la ayuda de alguna persona
para clarificar su inquietud interior, decidió consagrar toda su vida a la educación de las
niñas pobres y marginadas.
Paula acoge esta llamada de Dios con total disponibilidad y así en
1829 marcha a Figueras, donde abre una escuela para
niñas. Lleva una
compañera Inés Busquet y a estas dos se le unieron
en estos primeros inicios algunas más.
Paula tiene un ideal “Salvar a las familias educando a la niñas en el Santo Temor de Dios
”.
Se ha dado cuenta Paula, que la familia es algo fundamental en la sociedad, que la base de la
familia es la mujer y por ella Paula “ofrece” todos
sus desvelos.
Bajo la guía de los Padres escolapios, Paula estructura definitivamente el grupo con
espiritualidad y reglas calasancias. Ella junto con
tres compañeras, hace su profesión
religiosa el 2 de febrero de 1847 en Sabadell, a los tres votos: castidad, pobreza y
obediencia, Paula añadió un cuarto voto, el de enseñanza. Eran las primeras Hijas de María
Escolapias. Al mes siguiente, el 14 de marzo, se celebró el Capítulo en el que no se eligió a
Paula como Madre General, ni como consultora... así empezó su camino de humildad y
dedicación plena y escondida a la Congregación.
“Olesa de Montserrat fue como el granito de trigo q
ue tiene que ocultarse y
morir para comunicar vida. Paula fue como un soplo
del Espíritu de amor, que
dejó en todos los rincones la huella de una vida gastada por Cristo para el bien
de todas las personas. En el “anonimato” ... en todas partes se puede hacer
bien a los demás, se puede amar, se puede orar...”
(Espiritualidad Escolapia nº 1 página 6)
En Sabadell, Madre Paula, como maestra de novicias, enseño a
orar para aprender a amar y a dedicarse a la educación de las niñas.
Todo el día debía de ser, “
estar en el amor de Dios”, porque lo que
importa es amar, devolviendo amor al Amor escondido
en los niños, en
la naturaleza, en las personas...”
(Espiritualidad Escolapia nº 1 página 16)
Después de 13 años en Figueras, Paula abre una segunda escuela en
Arenys de mar y una tercera en Sabadell. Por encargo de lo Superiora
General Paula irá fundando e impulsando nuevos colegios, Igualada,
Vendrell, Masnou, Gerona, Blanes, Barcelona, Sóller
, Olesa de Montserrat, y siempre con la
misma entrega, el mismo entusiasmo, el mismo esfuerzo, y sobre, todo la misma confianza
en Dios.
Paula estuvo sus 30 últimos años en la casa de Oles
a de Montserrat, casa que fundo ella
misma. Esta fundación costó sacrificios indecibles
y tuvo que superar muchos obstáculos,
la vida “oculta” de Madre Paula se expresó siempre,
en todo momento y circunstancia, del
mismo modo. Su vida se resumía en “un amor callado”
. Así se iban pasando sus últimos años,
sin dejarse sentir... Ella sabía la misión que Dios le había encomendado y a esta tarea
consagró su vida como suave brisa y con la mirada puesta en Jesús.
El querer de Dios se hace real en la disponibilidad
de Paula, en su Sí a la invitación de
Dios para seguirle y para hacer surgir en la Iglesia un nuevo carisma. “Ser maestra y
escolapia, nada más y nada menos.” De la educación
de los niños depende el futuro de la
humanidad, por ello Paula empeña y entrega su vida
a ello. Sus escuelas serán
profundamente cristianas, la educación en la fe tendrá un lugar destacado, así como el
amor a María, todo esto sin dejar de lado una enseñanza cualificada y rigurosa para sus
alumnas. Ser verdaderas escolapias, era asegurar la
calidad de educación que Paula quería,
transformar la tarea educativa no en un trabajo o dedicación, sino en ministerio que exige
la consagración de la vida entera ... “De los niños es el reino de los cielos”. Hacerse como
niños es sintonizar con el corazón de Dios mismo.
Paula Montal “le apremia” hablar de Cristo y por
ello consagró
su vida a la misión evangelizadora de la Iglesia, concretada en la
educación integral cristiana de niñas y jóvenes, en
la promoción de
la mujer. El amor de Dios que llenaba su corazón le
hizo apóstol del
mensaje de Jesús “en la escuela”.
Paula es la fundadora de la primera congregación femenina
española del siglo XIX, dedicada exclusivamente a l
a educación.
Paula Montal necesitó, creó el grupo, y vivió en comunidad. Hay testimonios abundantes
del vivir y del hacer comunitario de Paula, siendo
supriora de la comunidad y sin serlo. Y
siempre en comunión fraterna con sus hermanas escolapias.
Su vida proclamó que el amor y el perdón, la verdad
y la justicia, la libertad y la ternura
son posibles para crear una Nueva Humanidad.
(Espiritualidad Escolapia nº 3 página 39)
En Sabadell como maestra de novicias enseño a las novicias la importancia de la vida de
comunidad y ella era vivo ejemplo de ello.
La actuación de Paula Montal con respecto a la marcha de la Congregación fue
disminuyendo poco a poco a partir de 1857. Las circunstancias se imponían y ella supo
aceptar y vivir con alegría esta realidad. En Olesa
de Montserrat procuró para su colegio un
ambiente familiar, donde se integraba ilusión y trabajo. Dedico sus esfuerzos en el bien de
las familias, de las alumnas más necesitadas y en las hermanas de comunidad.
En estos últimos años de Olesa destaca su vida de oración, su humildad y su amor a los
pobres.
La serenidad
de Madre Paula, que sembraba en todas partes alegría y paz, era fruto de
un itinerario de humildad y amor. Nunca se sintió sola. Ella sentía siempre y en toda
circunstancia la compañía del Señor compartiendo con ella dificultades, los sufrimientos...
Madre Paula sabía muy bien que la providencia amorosa de Dios hablaba por medio de
detalles sencillos.
(Espiritualidad Escolapia nº 1 página 24)
Hay testimonios que nos dicen que los últimos años
de vida de madre Paula en Olesa fueron
los de una vida entregada a Dios y a los demás, no
sólo a las alumnas y exalumnas, sino también
a cualquiera que se acercara a ella.
Todos los testimonios recalcan su absoluta entrega
a la misión. “Su acción educadora se
basaba en hacer conocer y amar a Jesús.”
Paula se dejo transformar por Dios en una “criatura
” nueva y así lo quiso transmitir a sus
alumnas.
Paula ha vivido sus treinta primeros años en su pueblo natal, Arenys de Mar. Los otros
treinta, desplegando una actividad intensa, fundando colegios. Los últimos treinta años en su
última fundación Olesa de Montserrat. Últimos treinta años en los que poco a poco le fueron
despojando de sus cargos (Consejera, Superiora, Pro
vincial). Años de anonadamiento y
humildad, de sufrimiento y vida silenciosa ...
Paula muere en Olesa de Montserrat, el 26 de febrero de 1889, gozando de fama de
santidad. Su vida puede definirse: vocación de amor
y servicio a la niñez y juventud femeninas,
a través de la educación cristiana y promoción integral y humana de las mismas. La actividad
educativa era la expresión práctica de su amor a Di
os, de su caridad.
Paula es mujer digna de ser alabada, dio en su tiem
po insigne testimonio de piedad; fue
un bello testigo del Reino para la Iglesia Universa
s, y desarrolló un magnífico apostolado. Que
su ejemplo admirable sea un poderoso aviso para los
hombres y mujeres de hoy, y un firme3
apoyo con el que más fácilmente soporten las dificu
ltades, y con más certeza, caminen hacia
Jesús.
(Espiritualidad Escolapia nº 20 página 39 )
La vida de Paula fue de servicio total para Dios y
los hombres, tuvo fama de santidad,
sobre todo en Olesa de Monstserrat. A su muerte est
a fama no se apagó, sino todo lo contrario,
se extendió y consolidó en la congregación de Hijas
de María Escolapias.
El 28 de noviembre de 1988, madre Paula Montal es
proclamada Venerable por el Papa
Juan Pablo II, al reconocer la heroicidad de sus vi
rtudes. El 18 de abril de 1993, fue beatificada
por Juan Pablo II en Roma y 25 del mes de noviembre
, del año 2001 Paula Montal es proclamada
Santa en la Basílica de San Pedro en Roma por el Pa
pa Juan Pablo II.
Las última palabras de madre Paula fueron “Mare,
Mare meva” “Madre,
Madre mía”. La devoción de Madre Paula a María, es
desde su más tierna
infancia y así lo enseña siendo catequista de la pa
rroquia de Arenys... Su
primer colegio en Figueras la dedica y lo pone bajo
la protección de María
”Nuestra Señora de la Providencia”... Ella quiso que
su obra estuviera
también al amparo y protección de María, por ello l
a congregación que fundo
quiso que se llamara “Hijas de María religiosas Esc
olapias”.
Esta devoción a María de Paula Montal, se le reforz
ó desde la espiritualidad calasancia,
Calasanz también fue un gran devoto de María
Esta espiritualidad y devoción mariana esta refleja
da en todas las escuelas de Madre
Paula y así se lo transmitía a sus hermanas escolap
ias, a las familias y por supuesto a las
niñas.
(fuente: escolapias.org)
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