Lo que es específico del cristiano es que él es signo de otro futuro, signo del Evangelio; también un peregrino que tiene sus raíces en un más allá, en el Dios vivo.
Nos encontramos hoy con una santa francesa. Pertenecía a una familia noble. Después de quedar viuda muy joven, se lo pasó francamente mal.
Pronto pensó que los bienes del marido pasarían a la abadía benedictina de Notre Dame de Coulombs, en la diócesis de Chartres.
Además del dinero, también le cedieron a la abadía dos iglesias parroquiales en 1033 y sus tierras anejas.
En su peregrinación por este mundo, volvió a casarse y enviudó en seguida.
A raíz de esta muerte, Eloisa determinó vivir como una religiosa en la misma abadía de Coulombs.
Le donó todos sus bienes, sin tener en cuenta nada de herencias para sus propios familiares.
Mandó que le construyeran una pequeña habitación junto a la iglesia.
Aquí se recluyó para siempre. Vivió como una verdadera santa hasta que murió en 1060.
Sus restos mortales fueron enterrados en la catedral de Chartres, en donde se conservan en la actualidad.
Cuando en la vida se toma a Dios en serio, le es fácil al ser humano el desprendimiento de todo aquello que le impide alcanzar la meta de la santidad y el consuelo que dan los favores del cielo a quienes saben ser adoradores del Dios vivo.
(fuente: www.churchforum.org)
otros santos 11 de febrero:
- San Pedro de Jesús Maldonado Lucero
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