No podemos olvidar que, para Dios, todo ser humano es sagrado, consagrado por la inocencia herida de su infancia. En efecto, muchas veces, es de la herida de la infancia de donde sacamos energías para amar, para amar hasta el final de nuestra existencia sobre la tierra.
Este joven siciliano tuvo una buena educación por parte de sus padres, ricos y adinerados.
Pero, al llegar a su juventud, malgastó el tiempo en juergas y en fiestas.
En un duelo resultó gravemente herido. Este suceso le hizo asentar la cabeza. Su larga convalecencia le permitió pensar mucho.
Una vez que se puso bueno, salió de casa y se fue derecho a los Dominicos para pedir que lo admitieran en la Orden.
Ya como religioso, fue lo opuesto a lo que fue antes. Dejó todo lo que le atraía para dedicarse a la oración, la soledad y la continua penitencia.
Su herida juvenil se le iba curando poco a poco. Cuando se ponía a confesar era extremadamente amable con los pecadores.
Este fue su trabajo fundamental durante su vida, ya que no tenía muchas cualidades para predicar.
Ejercía un gran poder sobre los pájaros y los animales, cuenta una leyenda. Cuando salía a pasear por el jardín, los pájaros se ponían delante para cantarle. Cuando veían que había entrad en éxtasis, dejaban de cantar.
Una vez fue el portero a su habitación para llamarle, y vio un gran resplandor en la puerta. Miró y pudo ver un niño celestial que le sostenía el libro que leía. Fue corriendo al superior para que viera la maravilla.
Tenía el don de la profecía. Lo empleaba para que la gente cambiara de vida. Después de su muerte, se le apareció al superior indicándole que sus restos mortales, los llevaran a la capilla del Rosario.
En su traslado, curó a un paralítico que tocó sus reliquias. Nació en Catania y murió en 1486.
(fuente: www.churchforum.org)
otros santos 16 de febrero:
- Beata Felipa Mareri
- Santa Juliana (o Ileana)
No hay comentarios:
Publicar un comentario