Cuando estalló la revolución era Vicario en el Convento-Noviciado de Santo Espíritu del Monte, en Gilet-Valencia. Director espiritual, asiduo confesor, predicador de Ejercicios y pláticas espirituales, que preparaba con esmero (se conservan 35 cuadernos de sus apuntes). Devoto del Santísimo Sacramento, de la Sma. Virgen, del Víacrucis. Inculcaba a sus alumnos las virtudes cristianas y religiosas. Cuando estalló el “Alzamiento Nacional”, los religiosos tuvieron que abandonar sus conventos, que fueron saqueados, e incendiadas las iglesias. El P. Pascual se refugió en casa de sus familiares, primero en la ciudad, luego en una casa de campo, y finalmente en casa de su hermana, donde fue detenido el 7 de septiembre de 1936. Ante la proximidad de la muerte su expresión fue: “Que se cumpla la voluntad de Dios”. Al despedirse de su madre para irse a casa de su hermana, le dijo: “No llores, madre, pues cuando me maten tendrás un hijo en el cielo... Me voy al cielo”. En la madrugada del 8 fue ejecutado, en la carretera entre Castellón y Benicásin. En vista de que los tiros de fusil le rebotaban en el cuerpo, tuvieron que matarlo con arma blanca. Esto produjo gran impresión en sus asesinos. Enterrado en el cementerio de Castellón.
(fuente: www.franciscanos.net)
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