Juventud
Hijo de un pastor, Millán ejerció ese oficio hasta la edad de veinte años. Desde finales del siglo IV se dio con cierta frecuencia entre los cristianos de Occidente la conversión ascética. San Millán fue uno de estos que eligió ser un eremita ascético en un lugar retirado. El sitio escogido fue en medio de una exuberante vegetación, en la vertiente oriental de la sierra de la Demanda, que separa la meseta del valle del Ebro. En la roca del monte excavó su propia celda y allí vivió como asceta hasta su muerte.
Su vida como ermitaño
La iniciación como ermitaño la comenzó con otro eremita llamado Félix, del que se dice fue "varón santísimo" y con quien estaría tres años en los Riscos de Bilibio próximos a Haro. Después marchó a refugiarse en los montes Distercios o Cogollanos, rincón escondido en el que levantaría altares y donde vivió 40 años en soledad.
Sabedor el obispo Didimo de Tarazona de sus virtudes, le nombró sacerdote de su villa natal, Berceo, cargo que ejerció durante tres años. Otros clérigos le acusaron de malgastar los bienes eclesiásticos, dada su generosidad con los menesterosos, por lo que se apartó a las cuevas de Aidillo, lugar donde se construiría más adelante el Monasterio de Suso. Rápidamente se le unieron otros clérigos: Aselo, Cotonato, Geroncio, Sofronio, etc., incluso una mujer llamada Potamia, venida de Narbona. Este grupo iría incrementándose en lo sucesivo.
Cerca del año 550, siendo rey Atanagildo, excavaron nuevas cuevas, colocadas en dos pisos que estaban unidos por un pozo, donde habitaba Millán. Allí falleció y fue enterrado a la edad de ciento un años.
Milagros y creencias
En el siglo X, en tiempos de García Sánchez I de Navarra y el conde Fernán González de Castilla, se multiplicaron los milagros de san Millán junto a su tumba y el cenobio pasó a ser lugar sagrado.
Patrón de Castilla
En la batalla de Simancas, año 939, Ramiro del reino astur-leonés, Fernán González del condado de Castilla y García Sánchez del reino de Pamplona-Nájera se enfrentan a Abd al-Rahman III. San Millán se aparece en mitad del combate en defensa de los cristianos y fue hecho patrono de castellanos y navarros comprometiéndose a pagar tributos; son los llamados "Votos de San Millán". Fernán González favorecerá enormemente al monasterio de San Millán con privilegios y donaciones.
Gonzalo de Berceo en su Vida de San Millán cuenta la promesa de los votos legendarios, de una parte Ramiro II de León a Santiago y de la otra, Fernán González a San Millán. Luego refiere la maravillosa aparición de ambos patronos en la batalla de Hacinas, en la que elogia la intervención a favor de los vasallos con estos versos:
non quisieron embalde la soldada levar
primero la quisieron merecer e sudar,
tales sennores son de servir e onrar
Pese a la "imposición" del patronazgo de Santiago tras la unificación de Castilla y León, los castellanos continuaron reclamando que San Millán era su patrono y así en tiempos de Enrique II de Castilla en 1373, la Universidad de Ciudad y Tierra de Ávila llegó a negarse a pagar el voto a Santiago y sus procuradores llevaron el asunto a las cortes. Los castellanos pagaban el Voto a San Millán.
En el siglo XVII, al desarrollarse un amplio debate sobre patronos, San Millán volverá a ser reclamado como patrón de Castilla y por lo mismo copatrón de España junto a Santiago, patronazgo que se mantuvo en los misales hasta la reforma litúrgica del concilio Vaticano II.
Iconografía de San Millán
La iconografía de San Millán es muy rica, ya que puede aparecer como pastor, ermitaño, monje benedictino o sacerdote diocesano. Al ser patrón de Castilla y Navarra, en muchas iglesias de pueblos aparece de distintas maneras.
En los marfiles del arca relicario aparece como pastor o como venerable sacerdote curando enfermos o enfrentándose a Satán, al que vence una y otra vez.
En la portada del Monasterio de San Millán de Yuso y en el altar mayor, lo mismo que en la iglesia de san Millán y san Cayetano de Madrid, aparece representado san Millán luchando contra los moros, al igual que el apóstol Santiago. Es la iconografía que se pone de moda en el Barroco.
Cruz de San Millán
La Cruz de San Millán está en el epitafio románico del siglo XII del Monasterio de Suso y es el emblema desde 1980 de la Asociación Amigos de San Millán. Es una cruz visigótica de plata, de ocho cabos, fileteada de gules y diapedrada en sinople. Cargada con cruz de plata de cuatro cabos iguales rematados en tres salientes trebolados, el central más alto, fileteada de gules y cargada en abismo con florón de plata fileteado de gules.
(fuente: wikipedia.org)
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