Jesús dice a sus discípulos: “Ya no os llamo siervos, porque un siervo no sabe lo que hace su señor; os llamo amigos porque os he comunicado todo lo que he oído a mi Padre”.
Nació en Olmillos. Desde muy joven se sintió inclinado a la vida franciscana.
Hizo sus estudios, lo ordenaron de sacerdote. Y bien pronto comenzó a distinguirse por su piedad y frecuentes éxtasis sobrenaturales.
Dicen que los solía tener durante la celebración de los sagrados misterios. Y hasta le duraban mucho tiempo.
Las Actas de la Orden franciscana hacen grandes elogios de su santidad y de los muchos prodigios que llevaba a cabo Juan.
Hacía predicciones o profecías. Se narra que incluso cuando estaba predicando, entraba con relativa facilidad en éxtasis.
Esta actitud era de una gran eficacia apostólica en todo cuanto decía a sus amados fieles.
Desempeñó el cargo de superior del convento de Escalona en Castilla.
Dirigió a la comunidad con sapiencia, prudencia y buenos modales.
Era caritativo y humilde, a pesar de sus dones y cualidades. Prefería el olvido antes que el fácil aplauso de la gente y de la misma comunidad.
Pasó después a Madrid a dirigir otra comunidad en donde, como era natural, edificó a todos con su virtud.
Murió santamente el año 1526.
(fuente: catholic.net)
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